Veinticinco años sin la esfinge sueca

Era la actriz mejor pagada del momento pero huir de la vida pública, que aborrecía, la hizo retirarse con tan sólo 36 años tras rodar "La mujer de las dos caras", un fracaso en toda regla.
Mañana, quince de abril se cumplen veinticinco años de la muerte de Greta Lovisa Gustafsson, o lo que es lo mismo, de la gran Garbo que moría en Nueva York a la edad de 84 años fruto de una complicación de la diabetes que padecía y una neumonía.
La actriz, nacida en Suecia, llegó por accidente al cine; la prematura muerte de su padre cuando tenía catorce años la llevó a dejar los estudios y ponerse a trabajar en una cadena de almacenes que, durante años, la utilizó como la cara de sus campañas de publicidad. 
Tras participar en dos cortos y dos largos fue descubierta por el director finlandés Mauritz Stiller en 1924 que posteriormente la haría saltar a la MGM, donde rodó muchas de sus películas "Gran Hotel", "El velo pintado", "La reina Cristina de Suecia", "Anna Karenina", "La dama de las camelias" o "Ninotchka" entre otras.
Estuvo nominada en tres ocasiones a los Oscar pero nunca obtuvo ninguno, como alguna de sus compañeras: Rita Hayworth, Marilyn Monroe o la propia Marlene Dietrich con la que se comentaba que había podido mantener un supuesto romance.
En 1954 la Academia le concedió el Oscar honorifico pero no fue a recogerlo.
Fue amiga de la poetisa Mercedes de Acosta, con la que mantuvo correspondencia hasta los años 40 y cuyas cartas ha sido subastadas hace poco.
"I want to be alone" ha sido la frase que ha pasado a la posteridad con ella y la única explicación que dio a su confinamiento en el apartamento de East River del que siempre salía a pasear con sus grandes gafas de sol y su melena canosa suelta al viento hasta que murió en un hospital cercano a su casa.
DEP