El 5 de abril de 1958 el cadáver del ex gánster Johnny Stompanato aparecía en el piso de la actriz Lana Turner. El mafioso poseía un historial granado: antiguo guardaespaldas del capo Micky Cohen y ex socio del famoso Bugsy Siegel, fundador de Las Vegas,había recalado en Acapulco donde coincidió con la estrella de cine. Lana, aun cuando contaba tan solo 38 años, se hallaba sumida en una crisis de autoestima. Su afición al vodka empezaba a pasar factura a su rostro y su tormentosa vida sentimental la hacía vulnerable. Lana había contraído matrimonio en siete ocasiones y había mantenido infinidad de romances. Vivía con su única hija de 14 años, Cheryl, habida de su matrimonio con Stephen Crane en 1943. La ‘chica del suéter’, otrora estrella fulgurante de Hollywood, la sex symbol que había encandilado al público en sus arrebatadores interpretaciones en El cartero siempre llama dos veces, Imitación a la vida o Cautivos del mal, veía cómo su carrera empezaba a hacer aguas tras varios fracasos en taquilla.
En aquel momento apareció el atractivo Stompanato, apodado ‘Oscar’ por su gran capacidad amatoria, y que sedujo a la actriz buscando limpiar su imagen, marcada por su pasado mafioso. La actriz, sumida en una neurosis provocada por los primeros atisbos de su decadencia, sucumbió a sus encantos. En la cartera del cadáver del gángster la policía encontraría una fotografía de la actriz con esta dulce dedicatoria: ‘A Johnny, mi vida y mi amor, Lanita.’ Eran los primeros momentos de su idilio porque, pronto, la estrella descubriría la verdadera naturaleza de su amante: Stompanato la maltrataba sistemáticamente, abusaba físicamente de ella y la coaccionaba hasta extremos insospechados. Todo ello en presencia de su única hija.
La situación llegó al límite cuando el posesivo gánster amenazó a punta de pistola al entonces actor en ciernes Sean Connery,representante de Escocia en 1950 en el concurso de Míster Universo y su partenaire en Brumas de inquietud. Informado por sus colegas de que la estrella coqueteaba con el atractivo actor, Stompanato puso precio a la cabeza del futuro James Bond, que se vio obligado a huir a Londres.
Lana descubrió así sus vínculos con el hampa de Los Ángeles y sabedora de que ello podía repercutir en su ya malograda carrera artística, intentó romper la relación.
La noche del 4 de abril se desencadenó la tragedia. Lana y Stompanato mantenían una de sus violentas discusiones. La actriz, con mucha determinación amenazó con abandonar a su amante. Este reaccionó con la extremada violencia de la que hacía gala habitualmente. En el fragor de la pelea, el gánster amenazó con herir a la estrella: ‘Lo harás o te rajo’, le dijo.
La pequeña Cheryl, agazapada tras la puerta, fue descubierta por los amantes. Ello contrarió a su madre, que increpó con mayor violencia a Stampanato. Decidida, la niña corrió a la cocina, cogió un afilado cuchillo y en presunta defensa de su madre y movida aparentemente por el sentimiento filial, asestó una cuchillada mortal en el vientre del mafioso.
La noticia conmocionó a la opinión pública. El morbo estaba servido: famosa estrella de la cantera hollywoodiense, amante mafioso maltratador, preadolescente asesina.
El escándalo tiñó el suceso de inmediato. El juicio fue retransmitido por televisión, hecho inusual en la historia. La defensa de Lana en pro de su hija constituyó sin lugar a dudas el mejor papel de su carrera interpretativa. Los niveles de audiencia de las emisiones convirtieron el litigio en un auténtico reality show.
Las sesiones eran auténtica carnaza. Así, durante una de ellas un asistente surgió del público gritando: ‘Todo esto es un montón de mentiras. La hija también estaba enamorada de él y lo mató a causa de los celos’. Sembrada la cizaña, la tarea del jurado era compleja pero la convicción de los testimonios de la actriz logró un benévolo veredicto del jurado: ‘Homicidio justificado’.
La joven Cheryl había quedado libre. Con el tiempo publicaría Una tragedia en Hollywood, escalofriante autobiografía en la que describe paso a paso el terrible suceso y su premeditación al abordar la muerte del mafioso. En el libro logra seducir a los lectores al narrar la dureza de la infancia a la que se vio sometida como hija de Lana Turner, denunciando además haber sido violada en repetidas ocasiones tanto por Lex Barker, cuarto marido de la actriz (futuro esposo de Tita Cervera), un año antes del caso Stampanato, como por el actor Fernando Lamas (padre de Lorenzo Lamas),otro de sus amantes.
Fue una auténtica tragedia hollywoodiense.
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