Adiós a Spartacus - muere Kirk Douglas


Ya está. Nada es eterno, y menos los astros de la era clásica de Hollywood. Kirk Douglas falleció ayer a la edad de 103 años. No es el último: Olivia de Havilland, nacida también en 1916, sigue viva. 
Nacido como Issur Danielovitch Demsky en Ámsterdam, en el estado de Nueva York, en el seno de una familia de emigrantes rusos, Douglas vertió todas sus experiencias de infancia y juventud en su libro 'El hijo del trapero'. Fue nominado al Oscar en tres ocasiones, pocas para una carrera tan dilatada y repleta de muy buenas actuaciones. Obtuvo las candidaturas por 'El ídolo de barro', 'Cautivos del mal' y 'El loco de pelo rojo'. No ganó en ninguno de los tres casos. En 1996 le tocó el habitual Oscar honorífico.
Para la historia, del cine, Douglas fue Espartaco. Solo él, aunque en una celebrada secuencia de la película iniciada por Anthony Mann y rodada finalmente por Stanley Kubrick, tras las desavenencias de Douglas, productor, con Mann, el resto de esclavos se alzaban solidariamente para decir que todos ellos eran Espartaco. Aquel fue uno de los hitos en la carrera del actor. Era su segunda colaboración con Kubrick, uno de esos directores nuevos e imaginativos con los que Douglas gustaba contar. Tres años antes, en 1957, habían hecho juntos 'Senderos de gloria', otro proyecto personal del actor y productor centrado en la diferencia de clases en el Ejército francés durante la primera guerra mundial. 
Su carrera tiene muchos momentos de auténtico esplendor. Por ejemplo su composición del marinero en la deliciosa adaptación de '20.000 leguas de viaje submarino' producida en 1954 por los estudios Disney y realizada por Richard Fleischer, director con el que Douglas repetiría cuatro años después en otro clásico del género de aventuras, 'Los vikingos', incorporando aquí a un guerrero bárbaro, tuerto y atávico.
Todos los géneros de la violencia le iban como anillo al dedo dadas sus características físicas y una virilidad matizada, nada provocadora, como la de Burt Lancaster. Douglas brilló en el cine del Oeste con 'La pradera sin ley', 'Los valientes andan solos', 'Duelo de titanes', 'Camino de la horca' o 'Río de sangre'.
Lo mismo ocurrió con el cine negro. En uno de sus primeros filmes, 'Retorno al pasado', una de las diez incontestables obras maestras del género, a cargo de Jacques Tourneur, bordó el papel de gánster obsesionado con una mujer que le engaña tanto a él como al escéptico detective encarnado por Robert Mitchum. Por el contrario, en la cinta de William Wyler 'Brigada 21' incorporó a un policía hosco y temperamental en un relato ambientado durante unas horas en una comisaría. También probó el péplum con 'Ulises', una de las características coproducciones italo-estadounidenses de Dino de Laurentiis.
En el drama encarnó al torturado Van Gogh en 'El loco de pelo rojo', al ejecutivo en crisis al borde del suicidio en 'El compromiso', a un músico de jazz inspirado en Bix Beiderbecke en 'El trompetista' o a un periodista sin escrúpulos en 'El gran carnaval'
La ductilidad fue uno de sus mayores e incontestables triunfos.
RIP

No hay comentarios:

Publicar un comentario